Que el calentamiento global podría reducir las áreas productoras de café es algo que desde hace ya tiempo viene advirtiendo la comunidad científica y ha sido cuestión de debate en múltiples congresos y cumbres nacionales e internacionales en la última década.
 
En nuestra revista del mes de septiembre, dábamos cuenta, por ejemplo, del compromiso alcanzado en el I Foro Mundial de Productores de Café celebrado este verano en Medellín (Colombia) a favor del desarrollo de variedades que se adapten mejor al clima y, también, de la optimización del manejo inteligente de los recursos naturales y artificiales en las plantaciones de café.
 
El compromiso de todos los que asistieron a este foro, más de 500 representantes de 45 países productores y consumidores es una declaración conjunta de intenciones que deberán protagonizar el futuro del café y cuyo plan de acción se dará a conocer en marzo de 2018, en la reunión del Consejo de la Organización Mundial del Café.
 
Mientras esto sucede, las investigaciones iniciadas desde hace ya tiempo empiezan a dar sus frutos y justo, pocas semanas después de la clausura de este I Foro Mundial de productores de Café, se publicaba en ‘Proceedings of the National Academy of Sciences’ (PNAS)”, el primer estudio relevante sobre los impactos proyectados del cambio climático en el café y el papel de las abejas para mitigar la catástrofe. 
 
Si hasta el momento, otras investigaciones habían explorado los escenarios clima-café, ningún otro estudio antes, había incidido directamente en el efecto acoplado entre el café, las abejas y el cambio climático y el papel que, por un lado,  pueden jugar estos insectos en la preservación del cultivo de este producto; y por otro, el papel que puede jugar el café en la supervivencia de las abejas, un insecto, recordemos, cuya principal actividad es la polinización.
 
 
Cafetos, abejas y polinización
 
Tradicionalmente se ha creído que el rendimiento y la calidad del café dependen de factores como la fertilidad del suelo, la variedad de café o el manejo del cultivo. Esto es cierto pero existen otros factores determinantes. La polinización cruzada, como demuestra este estudio es uno de ellos. Sin embargo, debido a que el café es un cultivo en el que la autopolinización es alta, se ha ignorado sistemáticamente el papel que juegan las abejas en la productividad y la calidad de este producto.
 
Estudios en cafetales de Colombia (Jaramillo, 2012) e Indonesia (Klein, 2003) muestran que la polinización y la riqueza de abejas ayuda a que las flores cuajen mejor y den más frutos. Todo ello se cuantifica según expertos del  Centro Agronómico Tropical de Investigación y Enseñanza (CATIE) en un incremento entre un 20% y un 25% la producción de café, además de influir en un mayor tamaño y peso seco de los frutos. También contribuye, aseguran, a una mayor concentración de grados brix de azúcares, lo que mejora la calidad de la taza o sabor.
 
La realidad actual, sin embargo, es que  las abejas están siendo eliminadas por la falta de bosques y el uso de plaguicidas. De ahí, la importancia de este nuevo estudio en el que usando modelos matemáticos para predecir las consecuencias del cambio climático en el cultivo de café (Coffea arábica) y la vida de las abejas, concretamente en Latinoamérica, se presentan soluciones extrapolables a otros territorios que podrían ayudar a minimizar los devastadores efectos, recogidos, también, en esta investigación y que indican que de no hacer nada, de aquí al 2050 los suelos latinoamericanos perderán alrededor del 88% de su aptitud para producir café y desaparecerá cerca del 65% de la colonia de abejas.
 
El estudio afirma que habrá sitios en donde las plantas de café se perderán, pues disminuirá tanto la aptitud climática del café como la riqueza de abejas. Estos sitios habrá que abandonarlos por otras alternativas económicas. Pero habrá otros lugares, llamados áreas de desacoplamiento, en donde puede ser posible, si se toman las medidas adecuadas, continuar cultivando el café. Estos sitios pueden ser aquellos en donde el café pierda aptitud climática pero gana en poblaciones de abejas, o sitios en donde se pierda riqueza de abejas pero se gana en aptitud climática.
 
La investigación prevé, también, ligeros aumentos en la aptitud del café en zonas de México, Guatemala, Colombia y Costa Rica. Para favorecer estos cambios, desde el Centro Agronómico Tropical de Investigación y Enseñanza (CATIE) y el Centro Internacional de Agricultura Tropical (CIAT) abogan por estrategias de adaptación que el productor pueda poner en práctica para mejorar su producción de café y la polinización de las abejas. Proponen, por ejemplo, favorecer en las fincas el hábitat idóneo para estos insectos con una diversidad alta de plantas nativas y los recursos necesarios para el refugio, alimentación y anidación de los insectos. Además, Indican que los cafetos deben ubicarse cerca de franjas de bosque que permitan la acción de las abejas nativas. Y es que la búsqueda de polen y de néctar baja después de unos cientos de metros de distancia de los bosques donde las abejas nativas tienen su nido.
 
A través de su investigación, el vínculo café-abejas queda de manifiesto y según el CATIE si se trabaja en la línea propuesta, ven posible impulsar la productividad cafetalera, compensando parte de las pérdidas de cosechas en zonas tradicionalmente productoras – áreas  con pocas montañas, como Nicaragua, Honduras y Venezuela- donde los fenómenos climatológicos y la perdida de aptitud de los suelos rebaje o anule la producción de café.