La Fundación española Café Mundi colabora desde su establecimiento, en el año 2004, en múltiples proyectos dirigidos a mejorar las condiciones de vida de las comunidades productoras de café. Para conseguirlo, esta entidad crea mecanismos e infraestructuras que ayuden a combatir la pobreza.

El gran conocimiento de los países productores y el planteamiento de las colaboraciones en formato de micro proyectos, gestionados de forma directa sobre el terreno, ha facilitado el éxito de sus intervenciones en todo el cinturón del café, donde la Fundación cuenta con el soporte de entes locales de los diferentes países; la colaboración de organizaciones no gubernamentales y, también, con el apoyo de Fórum Café, que colabora con Café Mundi en la gestión de algunos proyectos y la propia difusión de la misión y objetivos de la Fundación.

El radio de acción de Café Mundi son todos los países productores de café, desde Sudamérica a Asia, pasando por  África. En este último territorio, por ejemplo, y más concretamente, países como Etiopía, Kenia o Uganda se han beneficiado en los últimos años de la actividad de la entidad española. En Etiopía, Café Mundi ha colaborado en el fortalecimiento del sistema sanitario primario en la Región de Afar para garantizar, por ejemplo, el acceso a la salud a todos los habitantes de esta zona del país en la que sólo llueve aproximadamente unos diez días al año y la gran mayoría de la población es nómada y aquejada de graves problemas de desnutrición.

En Kenia, Café Mundi ha participado en el proyecto “Casa Lamu”,  impulsado por el madrileño Rafael Selas quien se fue a Kenia a la boda de un amigo, y descubriendo la situación de los niños y niñas marginados o sin arraigo familiar de Lamu, decidió quedarse y  crear una casa de acogida para, en un primer momento, darles de comer e intentar remontar la desnutrición que padecían. A posteriori, el proyecto se centró en conseguir para ello los servicios sociales básicos con especial incidencia en la alimentación, salud y educación. En poco tiempo, los pequeños fueron escolarizados y se les ofrecieron tutores de apoyo para que pudieran integrarse en el mundo escolar.

En Uganda, Café Mundi también ha tenido una presencia importante. La Escuela de Primaria Kyangyenyi, cuenta, por ejemplo, con dos aulas construidas en el marco de un proyecto de colaboración con Kyagundu Cooperative Society que tenía como principal objetivo la construcción de dos aulas más en la escuela para mejorar la situación de los alumnos.

Actualmente, otra escuela, también en Uganda, está recibiendo la solidaridad del sector cafetero español, a través de Café Mundi. En este caso, las instalaciones ya están construidas pero el centro necesita de colaboraciones como las de Café Mundi para llevar adelante su programa que tiene como único objetivo, el facilitar un futuro mejor a algunos de los jóvenes más desfavorecidos del país. El proyecto Uplift es su mayor esperanza.
 
Luzira. Kampala 2018

Son las 5 de la mañana. Brother Hannington Abedi se levanta temprano para rezar e ir al colegio de secundaria de la comunidad de los Hermanos del Sagrado Corazón en Luzira, un barrio de Kampala, la capital de Uganda, donde funciona desde hace ya 15 años el Programa Uplift, dirigido a chicos y chicas vulnerables.
Lejos quedan ya los años en los que él mismo estaba internado en esta escuela, donde estudió los dos últimos cursos de educación secundaria. Allí, bajo la supervisión, cuidado y cariño de quien fue como un padre para él, Brother Robert Martienau, impulsor del proyecto, encontró la oportunidad de labrarse un futuro mejor.
 
Ahora ya no estudia pero sigue involucrado en el centro y en el proyecto. Su responsabilidad es distinta. Ya no duerme en la habitación de la escuela junto a sus compañeros y ya no utiliza la tenue luz que entra por las ventanas para estudiar por las noches y mañanas. Ahora se levanta pronto para preparar las clases, organizar los horarios de los profesores y resolver los imprevistos del día a día. Ahora, es el coordinador de un proyecto que empezó en 2003 con la intención de hacer llegar la educación de forma gratuita a adolescentes que por sus circunstancias no pueden acceder a la escuela.

Hablamos de niños y niñas de los suburbios que se encuentran alrededor de Kampala, la capital de Uganda. Algunos de ellos huérfanos, otros pertenecientes a familias desestructuradas y pobres y muchos obligados a buscar un trabajo u oficio que les permita apoyar a sus padres.

En este barrio, viven muchas familias desplazadas del norte del país, que llegaron a Kampala huyendo de la guerra. En los inicios del proyecto, la idea era mantener a estos jóvenes ocupados y fuera de las calles pero en la actualidad, el proyecto ha crecido y ampliado su ámbito de acción.

Actualmente, los jóvenes se acercan a la comunidad de los Hermanos del Sagrado Corazón buscando una ayuda para poder tener una educación digna.
En Uplift cada año se seleccionan y acogen a 30 alumnos nuevos, a los que se les ofrece la posibilidad de cursar los cuatro cursos de secundaria y recibir una educación adecuada y sostenible que les posibilite acceder a los cursos de secundaria superior y a la Universidad.

El colegio con cabida para 120 alumnos, cuenta con cuatro aulas y un laboratorio. Además dispone, también, de zona destinada específicamente como vivienda para los estudiantes, este año chicas, que por su situación necesitan un espacio donde vivir. Aquí, se les da acceso a un dormitorio compartido, WC y duchas, y una cocina donde prepararse sus comidas.

Y es que Uplift es mucho más que una simple escuela donde aprender los conceptos básicos de secundaría. Aquí, se promueve la colaboración y solidaridad entre los propios alumnos, propiciando que todos presten su ayuda de acuerdo a sus capacidades para hacer que el centro vaya adelante y funcione como un colegio competente, en el que tantos chicos se han visto en la calle, desamparados y buscando un porvenir, como Brother Hannington,  tengan una oportunidad.
Con este proyecto, centrado en un colectivo tan vulnerable, se construye un futuro mejor. Se crean individuos autosuficientes e innovadores para una sociedad en desarrollo y crecimiento.

Con la generosidad y el cariño de tantos años de Café Mundi se hace todo lo posible para ofrecer lo imposible: una educación gratuita y adecuada a niños y niñas que merecen esta oportunidad para salir de la pobreza en la que se ven inmersos. Estos jóvenes tienen ya claros ejemplos de compañeros que les han precedido, que han terminado sus estudios en la Universidad, y que ahora regresan para darles clases a ellos de forma altruista y voluntaria.

Su agradecimiento a Café Mundi, a Brother Robert, que en paz descanse, y a África Directo lo manifiestan esforzándose en estudiar y siendo solidarios entre ellos.

Nacho Alonso
Café Mundi