Las mujeres caficultoras en El Salvador son un pilar fundamental de la industria del café en este país. En la finca desempeñan múltiples trabajos, desde el cuidado directo y recolección del fruto a la supervisión del grupo agrícola. La intervención de mujeres en las tareas de preparación del café para la exportación es, también, destacada y podemos encontrar, además, mujeres ejerciendo trabajos de control de calidad en las empresas de café o desarrollando funciones diversas dentro del segmento de la logística de exportación de este producto.

Las mujeres siempre han jugado un papel importante en el mundo del café, aunque su trabajo no siempre consigue la misma visibilidad que el de sus colegas hombres. La International Women’s Coffee Alliance se dedica desde el 2003 a crear alianzas entre mujeres cafeteras de todo el mundo para lograr ese reconocimiento pero, sobre todo, para mejorar todos los aspectos de la industria del café al empoderar y conectar a las mujeres del sector.

El lema de la International Women’s Coffee Alliance es “Mujeres más fuertes, Café más fuerte” y en El Salvador tienen una de las muestras de éxito más importantes de su filosofía de trabajo. Allí, como en el resto de los 23 países donde la IWCA tiene presencia, los Capítulos nacionales – una especie de delegaciones autónomas de la organización conformadas exclusivamente por mujeres del país correspondiente- implementan sus propios proyectos, bajo un protocolo común de buena conducta, y desarrollan planes que se adaptan a las circunstancias y desafíos de cada país. Esto ha propiciado una gran acogida entre las mujeres caficultoras de cada origen, que perciben los proyectos como próximos, igual que los resultados que estos persiguen.

CENSO CRECIENTE DE CAFICULTORAS

Maria Elena Botto, presidenta del Capítulo International Women’s Coffee Alliance de El Salvador y cinco veces productora ganadora de la Taza de la Excelencia., es uno de los miles de ejemplos de mujeres comprometidas con el café en este país. 

“Nuestro objetivo principal es conseguir que la mayoría de nuestras miembros logren la mejor eficiencia posible en sus fincas y la mayor rentabilidad en la venta de sus cafés, lo cual revierte positivamente en la familia y en la comunidad, y en el café de El Salvador, en general. Para conseguirlo promovemos la educación y conocimiento del manejo agronómico de la finca; y trabajamos en la divulgación de las calidades en taza del café, para que cada una de ellas aprenda todo lo que puede ofrecer al mercado internacional y local”.

El 34% de los productores de café de El Salvador son mujeres Botto es caficultora de cuna. Pertenece a la cuarta generación familiar dedicada al café y mejor que nadie sabe el importante papel que juega la mujer en la industria del café en su país.

“Representamos el 34% de los productores de café de El Salvador. Actualmente estamos registradas un total de 5.541 mujeres caficultoras. La gestión nacional de identificación de los productores con carnets demuestra que cada año somos más y que aumenta el número de mujeres propietarias de tierras.

En nuestro país, la mujer propietaria de una parcela agrícola es una trabajadora muy activa. Se prepara para dirigir a su grupo de colaboradores y busca mantenerse actualizada participando en talleres educativos y en networking con otras productoras locales y extranjeras. Tanto es así que nuestra entidad como Capítulo de la IWCA no deja de incrementar continuamente la presencia en el país y la participación en el día a día de estas mujeres.

Creamos proyectos para el área rural, organizamos talleres educativos con diferentes aliados – FOMILENIO, USDA, USAID, SCA, ITC -; disponemos de una plataforma de enseñanza agrícola y post cosecha; y promovemos la participación en plataformas comerciales. Además, trabajamos con el Consejo Salvadoreño del Café, IICA, PROMECAFE y los otros Capítulos de IWCA; y mantenemos una participación y colaboración activa con todas las asociaciones de café de El Salvador”, explica Botto.

DESAFÍOS Y OPORTUNIDADES

Para organizarse cuentan con miembros en seis regiones cafetaleras del país y actual- mente están en vías de crear dos nuevos subcapítulos. “El componente mujer en el café aglutina a la familia y reinvierte los ingresos en beneficio de ella y, también, de la salud, la educación y los grupos sociales que viven en torno a la finca”.

Maria Elena Botto decidió seguir la tradición familiar del café cuando vio que la tercera generación necesitaba ayuda para iniciar una nueva etapa en la caficultura, dada la volatilidad y bajos precios de los mercados de la bolsa y las nuevas tendencias mundiales de calidad.

A fecha de hoy, está convencida que el café ofrece muchas oportunidades para las nuevas generaciones de mujeres a las que Botto presume un gran abanico de posibilidades. “Pueden ser formadoras agrícolas, tostadoras, baristas, brókers, exportadoras o incluso si quieren ir un paso más allá, formarse en genética o en diseño de maquinaria para procesos de café”, y proclama entusiasta, “¡El café es un mundo también de mujeres! Lo que más nos gusta es aprender sobre los desafíos y oportunidades de la industria del café y hacer todo lo posible para superarlos compartiendo con todos nuestros colegas del sector”