Rob Van Dam – Universidad Nacional de Singapur – Un nuevo estudio concluye que el impacto del consumo de café en nuestra salud es muy importante, ya que hay pocos factores dietéticos en todo el mundo a los que tantas personas están expuestos con tanta frecuencia.

Que el consumo moderado de café o té sean hoy parte de un estilo de vida saludable es algo que ha tardado varios años en conseguirse. La idea de que el café es un estimulante peligroso y adictivo tiene una larga historia, la cual tomó mayor relevancia entre los años 70 y 80 del siglo pasado cuando ciertos estudios aseguraron que la ingesta de esta bebida estaba ligada a un incremento en el riesgo de padecer enfermedades del corazón o incluso algunos tipos de cáncer.

Todas estas investigaciones, sin embargo, se ha demostrado que están desactualizadas, en la mayoría de los casos se ha demostrado que las conclusiones no eran correctas y que en gran parte no habían tenido en cuenta el efecto del tabaco o incluso de otros productos similares o más peligrosos consumidos por los pacientes objeto de estos trabajos, lo que favoreció a conclusiones erróneas.

Es así que Rob van Dam, profesor y experto en enfermedades y nutrición del departamento de Salud Pública de la Universidad Nacional de Singapur, ha enfocado su trabajo en los últimos años a examinar el café y sus efectos en la salud y a revisar las conclusiones de múltiples investigaciones al respecto.
Van Dam y sus colegas han llegado a analizar la información de 130.000 adultos en un rango de 24 años, sin encontrar evidencia alguna que indique que el consumo de café incremente el riesgo de padecer cáncer, enfermedades cardiovasculares u otras. Su trabajo ha servido, además, para confirmar los resultados de otros estudios recientes que sugieren que aquellas personas que toman café regularmente presentan una ligera disminución en su riesgo de mortalidad.

En referencia a esto, el Dr. Rob van Dam apunta en su trabajo que algunos de los aspectos vinculados a esta reducción del riesgo de mortalidad y que se habrían asociado hasta ahora con el consumo de cafeína no tendrían directamente la causa en esta sustancia, sino en otros compuestos del café como los polifenoles.
En su trabajo, este profesor y su equipo también dedican atención al comportamiento del café en las embarazadas, destacando, en este caso, la importancia de un consumo más moderado de café por parte de este grupo de población con el objetivo de evitar posibles interferencias en la salud fetal.

Según su trabajo y todo lo revisado, ¿cuál de los beneficios del café resulta más relevante para nuestra salud?

Son varias las ventajas, pero el consumo moderado de café parece ser particularmente beneficioso para la salud de nuestro hígado, incluida una mejor sensibilidad a la insulina y una disminución del riesgo de cirrosis hepática y cáncer de hígado. Además, está claro que la cafeína tiene beneficios favorables para mantener nuestro estado de alerta mental y posiblemente para contribuir a un menor riesgo de enfermedad de Parkinson. El consumo moderado de café también se ha relacionado con un menor riesgo de diabetes, cáncer de hígado, cáncer de endometrio y enfermedades cardiovasculares. Es posible, sin embargo, que estos posibles beneficios no se deban a la cafeína, sino a otros compuestos del café, como los polifenoles, unos agentes antioxidantes naturales presentes en esta bebida que ayudan a combatir los radicales libres y nos ayudan a hacer frente al estrés oxidativo.

En su estudio, desaconsejan a las embarazadas consumir más de 200 mg de cafeína diaria, ¿por qué?

Una de las conclusiones más importantes a las que hemos podido llegar en esta investigación es el diferente efecto que tiene la cafeína sobre nuestra salud antes y después de nacer. Durante el embarazo, la cafeína puede reducir el crecimiento del feto y aumentar el riesgo de aborto espontáneo. Por el contrario, durante otras etapas de la vida, la ingesta moderada de cafeína (hasta alrededor de 400 mg o 4-5 tazas de café) es segura y presenta, como he dicho, múltiples beneficios.

Síntomas como náuseas o aversión hacia el olor o sabor del café, tan comunes en el embarazo, son responsables de que muchas gestantes reduzcan el consumo de cafeína durante el embarazo, lo que según hemos podido concluir es recomendable. Cuando la mujer está embarazada, la cafeína atraviesa fácilmente la pared placentaria, y el metabolismo lento de esta sustancia propio tanto de las gestantes como de los fetos puede provocar niveles altos de cafeína circulante e inducir, con ello, a una vaso- constricción e hipoxia uteroplacentaria, ya que aumentan los niveles de catecolaminas en sangre.

Por otro lado, aunque la evidencia de los efectos adversos de la cafeína en la pérdida del embarazo no sea concluyente, la prudencia sugiere limitar el consumo de cafeína durante este periodo a un máximo de 200 mg por día. Y esto es recomendable, además, porque sí se han observado asociaciones entre el bajo peso al nacer y el consumo no moderado de café por parte de la madre, aunque en el caso de las madres que bebían té, este problema era más acusado.

¿Qué aspectos de la interacción del café en nuestra salud cree que deberían ser estudiados con mayor profundidad a partir de ahora?

Creo que el impacto del café en la salud del hígado y el desarrollo de diabetes tipo 2, el tipo de diabetes que afecta principalmente a los adultos, es, sin duda, uno de ellos. Espero que se realicen ensayos controlados aleatorios que estudien con más profundidad la relación positiva del café en esta enfermedad, ya que sus efectos beneficiosos son consistentes.

¿Hemos llegado al punto en el que el café podría ser una recomendación para usar en determinadas terapias?

El café está vinculado con muchos beneficios potenciales para la salud, pero las personas deben beberlo por placer, no para prevenir enfermedades. Esta bebida, sin adiciones calóricas como azúcar o crema, podría recomendarse como una de las varias opciones de bebidas adecuadas para el consumo habitual junto con el agua y el té. La “moderación” es la clave. Sin embargo, no soy de la opinión de recomendar a las personas que empiecen a tomar café por razones de salud si no les gusta esta bebida.