A primera vista, parece un sinsentido: ¿cómo puede una bebida caliente ayudar a refrescarnos en pleno verano? Sin embargo, tanto la tradición como la fisiología humana lo confirman: el café caliente puede ser, en determinadas condiciones, más eficaz para aliviar el calor que un café con hielo.
En muchas culturas del desierto y ahora también en los laboratorios de fisiología, se entiende que al beber una bebida caliente se activa el mecanismo natural de enfriamiento del cuerpo: el sudor. Si el ambiente permite su correcta evaporación, el efecto es más refrigerante que el de una bebida fría, que enfría temporalmente pero inhibe la sudoración.
La clave está en el contexto: temperatura, humedad, ventilación, ropa. En un clima seco y ventilado, un café caliente estimula el sudor, que se evapora y regula la temperatura corporal. En cambio, en ambientes húmedos, el mismo café solo añadiría más calor.
Si quieres leer el artículo completo del Nº101 de la Revista Fórum Café, descubre cómo influyen el tipo de hielo, la percepción gustativa, la hidratación y el entorno en la experiencia del café frío o caliente.
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