Durante estas últimas semanas se han incrementado las cábalas para poder dilucidar cómo puede comportarse el mercado del café en los próximos meses.

Las malas cosechas en algunos países productores, las todavía repercusiones de la pandemia en la economía mundial y la descompensación de la balanza producción-demanda apuntan directamente a un aumento progresivo del precio del café que ya se ha empezado a dejar notar y que los actores de la cadena de este producto se esfuerzan en determinar para adelantarse a la nueva situación.

Según un reciente informe del Departamento de Agricultura de Estados Unidos, el consumo de café alcanzaría este año los 165 millones de sacos, un millón y medio más que en 2020. Por el contrario, la producción bajaría a 164,8 millones de sacos frente a los 175,8 del primer año de pandemia, lo que llevaría a la demanda de café a superar a la producción por primera desde 2017.

CAÍDA DE LA PRODUCCIÓN

En Brasil, la situación de sequía por falta de lluvias generalizadas en la práctica totalidad de sus territorios donde, por cierto, se cultiva un tercio de todo el café del mundo, se ha dejado notar ya durante este verano en el mercado del café.

Las especulaciones sobre la caída de producción de Brasil, junto a los problemas logísticos en Colombia y en Vietnam y la noticia de la posible recuperación económica en los países consumidores, de mano del proceso de vacunación en todo el mundo, ha propiciado que el café Arábica brasileño se haya empezado a operar ya a niveles récord de precio en moneda local, por encima de los 800 reales por saco (algo más de 132€), siendo muchas las voces que no descartan nuevos aumentos de precio.

Y es que en Brasil, en los meses previos a la floración no llovió, lo que sumado a que los cafetos de este origen se encuentren en la mitad de su menor rendimiento de su ciclo bienal, ha dado rienda suelta a especular sobre una importante caída de la producción brasileña, entorno al 23% con respecto a la campaña anterior, según fuentes como CONAB, que indican que la cosecha decrecería a un mínimo de hace 4 años atrás, cuando se alcanzaron los 48,8 millones de sacos.

Mientras, otros dos grandes productores como Colombia y Vietnam, aunque auguran unas cosechas mucho mejores que las de Brasil, están afrontando otros problemas que también están teniendo repercusión directa en el mercado internacional del café. En el caso de Colombia se trata de los diferentes episodios de protestas e inestabilidad política que se han repetido en los últimos meses, ralentizando y en muchos casos, paralizando, la salida de café del país a causa del bloqueo de las carreteras colombianas que unen las zonas productoras con los principales puertos cafeteros.

En Vietnam, por el contrario, el café si que llega a los puertos pero el problema es una alarmante escasez de contenedores en las dársenas vietnamitas que no permite embarcar el grano con destino al resto del mundo. China ha sido uno de los países en recuperarse más rápidamente de la COVID-19 y ha reactivado su economía de exportación de forma decidida, tanto, que está pagando enormes primas por los contenedores, lo que hace mucho más rentable enviarlos de vuelta vacíos que rellenarlos. Esto ha disparado la competencia mundial por transportar carga en contenedores, lo que no solo está dificultando el envío de café desde Vietnam, principal productor mundial de café Robusta, sino que ha significado que Tailandia no pueda enviar su arroz, Canadá sus guisantes o la India su azúcar.

Y por si todas estas circunstancias no fueran suficientes, un estudio de la Universidad de Arizona, augura que las restricciones y los confinamientos impuestos durante la pandemia podrían afectar negativamente a la lucha contra enfermedades como el hongo de la roya del café y, consecuentemente, a la producción actual y futura en muchos países. 

¿AUMENTA LA DEMANDA?

Algunos analistas añaden, también, a la listas de causas atribuibles al incremento progresivo del precio del café, un supuesto crecimiento de la demanda, sobre todo, en Europa, Estados Unidos y Brasil. Sin embargo, las opiniones sobre esta cuestión no son ecuánimes, y si hay fuentes como las del USDA que pronostican, por ejemplo, que las importaciones de la Unión Europea lejos de crecer, se reducirán en 2,5 millones de sacos situándose en torno a los 42,5 millones y que las de Estados Unidos, segundo mayor importador a nivel mundial, bajarán 300.000 sacos a 24,2 millones, otras voces auguran todo lo contrario, relacionando el crecimiento de la demanda con el cambio de hábitos ocurrido durante la pandemia en muchos países occidentales, donde creció la compra en los hogares de máquinas de café ante el cierre de las cafeterías.

Y si bien esto es cierto, y la demanda de café de los hogares aumentó durante los confinamientos, también lo es que se desplomó en el caso de los restaurantes y cafeterías, primero por los lock down generales, luego por los selectivos en relación a estas actividades y como no, por la repercusión directa del teletrabajo que ha hecho decrecer de forma muy acusada la clientela en la restauración, sobre todo, en aquellos establecimientos que más dependían de los oficinistas.

Se decante la situación hacia un escenario u otro, lo único cierto es que si se cumplen los pronósticos de reducción de la producción mundial de café, la demanda, aún manteniéndose a los niveles actua- les, sería más alta que el café disponible, lo que lleva a un escenario de caídas de inventarios de hasta 7,9 millones de sacos, según la USDA, y por tanto, de incremento de precio del café.

MOVIMIENTO DE FUTUROS Y ESPECULACIÓN

Sumidos en este himpas a la espera que se clarifique definitivamente como será el mercado del café de estos próximos meses, desde diferentes ámbitos, incluida la Organización Internacional del Café, advierten, además, de que «los fuertes movimientos de los futuros del café podrían haber atraído a los especuladores, muy focalizados actualmente en materias primas como el café”.

El vencimiento de los contratos de futuros podrían provocar que los precios al por mayor y al por menor reaccionen desde ahora a finales de año.

De hecho, según los datos de la Comisión de Comercio de Futuros de Materias Primas, los especuladores financieros acumulaban una gran posición larga en café a principios de junio (lo que es asimilable a una apuesta por la subida de los precios) equivalente a la producción anual de Colombia y esto, sin duda, de mantenerse sin cambio, repercutirá, también, directamente en el precio del café en bolsa y, por tanto, en los acuerdos entre los tostadores y sus proveedores.

Las empresas de tueste y los compradores de café suelen tener contratos a plazos con sus proveedores, que les protegen de la vo- latilidad de los precios entre tres y nueve meses. Pero cuando esos acuerdos de precios venzan y las economías vuelvan a funcionar con cierta normalidad, como ya ha empezado a pasar en algunos países, “muchos tostadores deberán firmar nuevos acuerdos de compra a precios del grano muy superiores”, auguran los periodistas y especialistas en mercados del Financial Times, Alex Hamer y Emiko Terazono. Y como ejemplo ponen Europa donde, según explican, si bien los precios minoristas del café se han mantenido estables durante la primera mitad del año, gracias a que las empresas seguían cubiertas por los contratos de futuros con sus proveedores, a medida que ha avanzado el verano, las coberturas han empezado a vencer, y esto, indica el analista de Jefferies, Martín Deboo, “provocará que los precios al por mayor y al por menor empiecen a reaccionar de aquí a finales de año”.

Hamer y Terazono en su análisis de la situación del mercado del café explican, de hecho, movimientos ya en este sentido, como el del minorista alemán Tchibo que desde el mes de julio ya ha subido los precios de sus cafés. JM Smucker, propietarios de la marca Dunkin también han anunciado que harán lo mismo, mientras que algunas grandes multinacionales han decidido esperar un poco más hasta tomar la decisión.

Fuentes: USDA, CONVB, CBC, COI, Mundo Marino, Icona Café, Financial Times